martes, 27 de marzo de 2007

3,5 Y BAJANDO




Esto de ahí arriba no es ningún jeroglífico. Es la valoración que los ciudadanos decentes y sensatos de este país dan al líder de la tropa popular en la última encuesta del instituto Opina.

Uno empieza a sentir lástima por este político que ni tiene pinta de mala persona ni creo que lo sea, al contrario de lo que le sucedía a Aznar, que lo parecía y lo era en abundancia. Aznar me dio muy mal rollo la primera vez que lo ví en televisión, cuando se presentaba a las elecciones de la Junta de Castilla y León.

Siendo ya Aznar presidente de la región un buen día tuve ocasión de cruzar paseo y mirada con él en Valladolid. Pensé que sería el siguiente candidato del PP a las elecciones generales.

Con Rajoy mantengo la sensación de que estamos ante una persona a la que han conducido al callejón sin salida en el que se encuentra. Seguramente me equivoco. Creo que no tiene ni la habilidad ni la personalidad suficiente para salir de él. También es posible que le guste estar donde está (nunca se sabe, la verdad). No dejarse arrastrar a posiciones límite es responsabilidad de cada uno: por encima de que nos empujen o no a esas situaciones está nuestra capacidad de reacción.

Creo que Rajoy no es capaz de reaccionar, pero mantengo la esperanza de que algún día tal vez lo haga. No sé si merece un final político tan desastroso como el de Aznar, pero se encamina tozudamente hacia ese final.

La imagen que refleja el líder de la oposición es cada día más desoladora. La de alguien superado por los acontecimientos.


Debería meditar el señor Rajoy algo muy sencillo: si quien me aplaude es Jiménez Losantos, entonces es seguro que me estoy equivocando.

¿Será Rajoy capaz de reflexionar?